La aduana de la Farga de Moles, en Lleida, sigue siendo testigo del contrabando de tabaco que llega a España procedente de Andorra. Esta actividad ilegal, muy arraigada en la zona, se disparó con el inicio de la crisis. Según datos de la Guardia Civil, el año 2008 se confiscaron 130.000 cajetillas, el doble que en 2007. En 2009 ya fueron 311.930, que se elevaron a 491.842 en 2012 y a 933.658 el año 2014. Para los agentes que luchan contra este fraude en el Pirineo no es un trabajo fácil, ya que aseguran que la sociedad no considera el contrabando de tabaco como un delito. «Aquí no se ve como un delito, sino como una oportunidad», dice Cèsar Jou, jefe del Área de Investigación Criminal del Pirineo de los Mossos d’Esquadra.
Internacional | 31/08/2016
NO Contrabando - Altadis
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