No Contrabando

04/02/2019

Muchos estancos sobreviven porque venden otros productos

Una estanquera sevillana, que dirige su negocio familiar y que prefiere mantener el anonimato, afirma que las ventas en su estanco nunca habían sido tan bajas. Concretamente, cuenta que en los últimos diez años han bajado un 60%. Y como el suyo, muchos otros estancos se han visto afectados gravemente por el contrabando de tabaco en Andalucía.

“El problema es que nadie se preocupa por nosotros y ni siquiera los propios estanqueros somos capaces de unirnos y ponernos de acuerdo para pedir a la Administración más medidas”, afirma mientras recuerda cómo sus padres y el resto de estanqueros de la zona salieron a defender sus negocios en el año 92 cuando vivieron una situación similar.

La entrevistada recuerda que los estancos eran negocios rentables que podían dar trabajo a mucha gente. Hoy en día, según confirma, muchos de ellos sobreviven porque venden otro tipo de productos, entre ellos de papelería. “Conozco a estanqueros de Sevilla, Huelva y Cádiz que han tenido que cerrar porque no pueden competir contra la actividad ilegal”.

La estanquera sevillana, dice que no siente el apoyo policial en su barrio y considera que la Guardia Civil no es suficiente para controlar a todas aquellas personas que se dedican al contrabando de tabaco en Sevilla. “Sabemos dónde operan y lo hemos comunicado en numerosas ocasiones, pero la situación no mejora”. Además, destaca que se necesitan muchos avisos para conseguir cerrar un establecimiento que vende tabaco de contrabando y que “a los implicados les da igual pagar las multas porque con el comercio ilícito se saca mucho más dinero y les compensa”. También se refiere a los jóvenes que van cargados de cajetillas de contrabando en sus mochilas: “Cuando la Policía les localiza y encuentran la mercancía que trasladan, se declaran insolventes y es como si nada hubiera pasado”.

La protagonista de la entrevista siente que los estanqueros tienen las manos atadas y que ni la Mesa del Tabaco, ni el Estado, tampoco las autoridades de Sanidad, ponen medidas suficientes para acabar con esta lacra.